El sol se escondía del otro lado
de las sierras y desde el parque algunos lo veían caer. Otros jugaban a la
pelota, unos pocos protestaban porque el mate estaba lavado y uno de ellos
volvía del baño imaginando los ricos choripanes que iba a preparar. Aunque no
se sabe exactamente qué pensaba cada uno de ellos, es seguro que todos dejaron
de pensar instantáneamente. Cuando vieron esa luz potente que bajaba
silenciosamente, dejaron el mate, la pelota, los pensamientos y el sol:
abrieron la boca y los ojos les quedaron como dos huevos fritos. Nadie dijo
nada. Una cosa extraña rodeada por una luz blanca bajó del cielo y se posó
suavemente en el verde de aquel parque saavedrense. Hizo unas piruetas muy
simétricas, quemó gran parte del pasto y después de ¿media hora? se fue sin
decir ni mú. Aunque algunos aseguran que la visita extraterrestre duró treinta
minutos como mínimo, gran parte de los testigos afirma que no fueron más de
cinco minutos. Nadie puede conocerlo con certeza puesto que lo que menos se les
ocurrió fue mirar el reloj. Cuando la “cosa-nave” se perdió entre el ya casi
oscuro cielo, muchos de los presentes se levantaron (siempre en silencio y con
movimientos lentos) y fueron al lugar de las piruetas. Ellos fueron los
primeros en ver lo que los seres espaciales nos habían dejado como recuerdo. En
el césped quemado del parque se leían dos palabras gigantes.
Muy pocos se animaron a contar lo
que vieron (muchos tenían miedo a ser tildados de locos. Ya sabemos, pueblo
chico…). De todos modos, al mensaje lo vimos todos. Porque naturalmente
después, durante bastante tiempo, al pasar por el acceso se podía leer desde la
ruta el “te amo” dibujado en el pasto. Más de una pareja aprovechó la ocasión
para sacar selfie y subir a Facebook. Las 17 personas que estaban aquella
tardecita nunca publicaron nada. Algunos terminaron con psicólogo y pastillas
para dormir. Otros no le dieron mayor importancia. Y uno de ellos, dicen las
malas lenguas del pueblo, vuelve todas las noches al lugar esperando otro
mensaje del más allá. No nos alarmemos. Pero estemos atentos.
