lunes, 11 de mayo de 2015

El "hecho" para la consigna de escritura (5°)

El sol se escondía del otro lado de las sierras y desde el parque algunos lo veían caer. Otros jugaban a la pelota, unos pocos protestaban porque el mate estaba lavado y uno de ellos volvía del baño imaginando los ricos choripanes que iba a preparar. Aunque no se sabe exactamente qué pensaba cada uno de ellos, es seguro que todos dejaron de pensar instantáneamente. Cuando vieron esa luz potente que bajaba silenciosamente, dejaron el mate, la pelota, los pensamientos y el sol: abrieron la boca y los ojos les quedaron como dos huevos fritos. Nadie dijo nada. Una cosa extraña rodeada por una luz blanca bajó del cielo y se posó suavemente en el verde de aquel parque saavedrense. Hizo unas piruetas muy simétricas, quemó gran parte del pasto y después de ¿media hora? se fue sin decir ni mú. Aunque algunos aseguran que la visita extraterrestre duró treinta minutos como mínimo, gran parte de los testigos afirma que no fueron más de cinco minutos. Nadie puede conocerlo con certeza puesto que lo que menos se les ocurrió fue mirar el reloj. Cuando la “cosa-nave” se perdió entre el ya casi oscuro cielo, muchos de los presentes se levantaron (siempre en silencio y con movimientos lentos) y fueron al lugar de las piruetas. Ellos fueron los primeros en ver lo que los seres espaciales nos habían dejado como recuerdo. En el césped quemado del parque se leían dos palabras gigantes.

Muy pocos se animaron a contar lo que vieron (muchos tenían miedo a ser tildados de locos. Ya sabemos, pueblo chico…). De todos modos, al mensaje lo vimos todos. Porque naturalmente después, durante bastante tiempo, al pasar por el acceso se podía leer desde la ruta el “te amo” dibujado en el pasto. Más de una pareja aprovechó la ocasión para sacar selfie y subir a Facebook. Las 17 personas que estaban aquella tardecita nunca publicaron nada. Algunos terminaron con psicólogo y pastillas para dormir. Otros no le dieron mayor importancia. Y uno de ellos, dicen las malas lenguas del pueblo, vuelve todas las noches al lugar esperando otro mensaje del más allá. No nos alarmemos. Pero estemos atentos.  

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